Si sólo hubiese sido una semana después nuestra fiesta de celebración de consagración de la iglesia, seguramente se habría cancelado. Pero resultó que el 8 de marzo del 2020 el mundo todavía permanecía en orden: las personas se daban la mano para saludarse como desde tiempos inmemoriales y las reuniones de más de 50 personas aún no eran consideradas como potenciales riesgos de esparcimiento de virus.
De modo que el Obispo Matthias König de Paderborn y Monseñor Peter Lang todavía pudieron viajar a México, sin impedimento legal alguno, para celebrar con los alemanes locales un acontecimiento memorable: el aniversario 50 de la consagración de la Parroquia de Santo Tomás Moro en la Ciudad de México.





A uno de los pioneros en el cuidado de las almas en México, Monseñor Wilhelm Havers, le fue posible desde los años cincuentas del siglo pasado reunir a los numerosos alemanes en México en una comunidad católica alemana. Después de haber estado de visita en numerosas parroquias llegó la hora de tener un lugar de encuentro propio.
Monseñor Havers fue sacerdote de la Arquidiocesis de Colonia y en su búsqueda de donativos no solo encontró oídos atentos sino una iglesia local que no temía a los acontecimientos futuros. La Arquidiocesis de Colonia fue tan generosa que inclusive se pudo adquirir un predio y construir una gran iglesia, interiores, así como una amplia casa parroquial.





El constructor jugó con la audaz idea de construir la iglesia no solo para los alemanes radicados en México sino simultáneamente iniciar una comunidad mexicana floreciente formada de la joven colonia Florida en la que se encontraba la parroquia.
Se reveló el plan. El 8 de marzo de 1970 la iglesia fue consagrada. Por más de cuatro décadas Santo Tomás fue un exitoso modelo a seguir desde diversos puntos de vista. Un lugar de encuentro entre las culturas y lenguas, un sitio ideal para bodas, un lugar que apreciaba los valores y la transferencia de la fé. Los sacerdotes enviados de Colonia como Monseñor Georg Aigner hicieron de la comunidad alemana una institución muy querida y reconocida.





Desde el año 2012 ya no fueron enviados más sacerdotes de Alemania y con ello el proyecto único hasta esa fecha, una parroquia bilingüe llegó a su fin. Actualmente los alemanes se reunen en diferentes sitios en México para celebrar la misa en su idioma materno. Santo Tomás es uno de ellos.
El Obispo Matthias König se esforzó durante su visita a México en entender detalladamente la situación de los alemanes. Además de los múltiples encuentros en Puebla y la Ciudad de México también se incluyó en el programa una visita al Cardenal Carlos Aguiar Retes. El encargado de los asuntos de las comunidades en el extranjero resaltó, que la Conferencia Episcopal Alemana quiere mantener la presencia de un pastor de almas alemán en México. Las relaciones entre ambos países son sumamente estrechas y muy alta la barrera lingüística de los recien llegados como para poder prescindir de un sacerdote alemán.
Tal parece que fue sopesado por la iglesia mexicana el hecho de que después del 2012 uno de los sacerdotes mexicanos hubiera externado dudas sobre el modelo. El haber logrado que estas dudas se esfumaran ha sido el mérito del Obispo König y Monseñor Lang. Se hicieron a un lado los malos entendidos y se logró asegurar la presencia católica alemana en el futuro inmediato.

En una misa con bella música del siglo XVII, interpretada por el ensamble barroco Lux Antiqua y el Coro del Colegio Alemán, recordó el Obispo la necesidad del encuentro con el Señor. El Evangelio del segundo domingo de Cuaresma dio pie con la narración de la transfiguración del Señor en el Monte Tabor. Damos gracias de tener nuestros templos como lugares de encuentro concreto con el Señor y entre nosotros.
El actual párroco el Padre Miguel Angel Ramírez hizo una breve reseña de las estrechamente entretejidas relaciones entre México y Alemania y consideró el proyecto de una parroquia para alemanes y mexicanos como ejemplar.
Muchos directivos de instituciones alemanas enviaron a sus representantes. El Embajador de Alemania en México, el señor Peter Tempel, también dedicó tiempo a conversar con los invitados. Previamente había mencionado en su discurso que en tiempos de crisis y cambios, es precisamente la fé la que nos puede brindar seguridad.






Un representante de la comunidad luterana, el señor Bernd Ulrich, entregó un regalo -un cuadro de la Virgen de Guadalupe- y fungió como emisario de las felicitaciones de nuestros hermanos y hermanas, quienes justo este domingo votaban por su nueva Pastora en una reunión de su comunidad.
En una fiesta preparada con gran cariño hubo innumerables oportunidades de intercambio y encuentro. El Obispo König con su impresionante memoria tanto de rasgos fisonómicos como nombres invirtió mucho tiempo en encuentros personales, que en la ocasión no sufrieron alteración alguna por la presencia del coronavirus.