El día de muertos (Allerseelen) es la „Conmemoración de todos los fieles difuntos“ del calendario litúrgico de la iglesia católica. El abad Odilo de Francia puso el día 2 de noviembre como memoria obligatoria en sus monasterios desde el año 998. Los monjes de Cluny luego difundieron esta celebración en toda Europa hasta que se celebraba este día también en toda la iglesia a partir del siglo XIII. El color litúrgico de este día es negro.
El tema del día es la misericordia que Dios tiene a los fieles difuntos que requieren de la purificación antes de poder entrar en la gloria del cielo. Según la doctrina católica en el momento de la muerte el alma se separa del cuerpo del difunto para encontrarse con su creador. Lamentablemente la gran mayoría lleva consigo una carga que son los pecados que cometieron durante su vida en la tierra. Pero Dios les da la posibilidad de purificarse en el purgatorio (Fegefeuer). (2 Mac 12,42-46) Allí Dios los purifica de sus pecados y cura sus heridas para que tengan el „traje de fiesta“ (Mt 22,11). En este proceso les pueden ayudar desde la tierra los fieles con sus oraciones y buenas obras. Esto significa poder acompañar a los difuntos más allá del día de su muerte en su viaje a la felicidad eterna.
En Alemania antes del día de los muertos los fieles católicos adornan las tumbas de sus seres queridos difuntos en los cementerios con flores y velas. Cómo se esta acercando el invierno se prepara las tumbas ahora con ramos de pino porque no se darán flores en los meses hasta la primavera, cuando se cambiará nuevamente la decoración de la tumba. El día 2 de noviembre los feligreses se reúnen en los panteones con el sacerdote para rezar juntos para los que han muerto. Todos van rezando y cantando en procesión y el padre bendice las tumbas con agua bendita y con incienso. Las iglesias protestantes conmemoran a los difuntos el último domingo del mes de noviembre.
