Antes de empezar la Santa Misa el sacerdote rocía los fieles con el agua bendita de la vigilia de pascua. Mientras se canta el canto Vidi aquam.

Canto para la aspersión del agua bendita

Ostende nobis, Domine misericordiam tuam, alleluja.
Et salutare tuum da nobis, alleluja.
Domine, exaudi orationem meam.
Et clamor meus ad te veniat.
Dominus vobiscum.
Et cum spiritu tuo.
Oremus.
Exaudi nos, Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus, et mittere digneris sanctum Angelum tuum de caelis, qui custodiat, fovea, protect, visited, atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo. Per Christum Dominum nostrum.
Amen.
Canto de entrada
Franz Schubert (1797-1828), Deutsche Messe

Señor, ten piedad

Gloria a Dios en el cielo
Franz Schubert (1797-1828), Deutsche Messe


Oración colecta
Dios de misericordia infinita, que reafirmas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura (Hch 4, 32-35)
La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Con grandes muestras de poder, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y todos gozaban de gran estimación entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían terrenos o casas, los vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles, y luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
Palabra del Señor. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial

La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”.
Diga la casa de Aarón: “Su misericordia es eterna”.
Digan los que temen al Señor: “Su misericordia es eterna”.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo
para contar lo que el Señor ha hecho.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me abandonó a la muerte.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
Este es el día de triunfo del Señor:
día de júbilo y de gozo.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
Aleluya

Tomás, tú crees porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor.
Evangelio (Jn 20, 19-31)
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.
Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
Credo
Creo en Dios Padre, Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.
Amén.
Ofertorio
Girolamo Frescobaldi (1538-1643), Recercar „Sancta Maria“
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos, y haz que renovados por la fe y el bautismo, consigamos la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Prefacio
El Seńor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Seńor.
Demos gracias al Seńor nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en esta noche en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo
Franz Schubert (1797-1828), Deutsche Messe

Plegaria Eucaristica
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu, Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Éste es el sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo Carlos, y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Rito de la Paz
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: ‚La paz les dejo, mi paz les doy‘, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
Cordero de Dios
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Antífona de la Comunión
Trae tu mano y toca la señal de los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.
Acción de gracias
Pierangelo Sequeri (*1944)
Tu sei la mia vita
Tu sei la mia vita, altro io non ho.
Tu sei la mia strada, la mia verità.
Nella tua parola io camminerò
finché avrò respiro, fino a quando tu vorrai.
Non avrò paura, sai, se tu sei con me:
io ti prego, resta con me.
Credo in te, Signore, nato da Maria:
Figlio eterno e santo, uomo come noi.
Morto per amore, vivo in mezzo a noi:
una cosa sola con il Padre e tutti noi,
fino a quando – io lo so – tu ritornerai
per aprirci il regno di Dio.
Tu sei la mia forza: altro io non ho.
Tu sei la mia pace, la mia libertà.
Niente nella vita ci separerà:
so che la tua mano forte non mi lascerà.
so che da ogni male tu mi libererai
e nel tuo perdono vivrò.
Padre della vita, noi crediamo in te.
Figlio Salvatore, noi speriamo in te.
Spirito d’Amore, vieni in mezzo a noi:
tu da mille strade ci raduni in unità
e per mille strade, poi, dove tu vorrai,
noi saremo i figli di Dio.
Oración después de la Comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, que la fuerza del sacramento pascual, que hemos recibido, persevere siempre en nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Bendición
El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
Pueden ir en paz. Demos gracias a Dios.
Recital
Alexander Lemus, órgano
Walter Sendra Ehrli, canto
CANTO GREGORIANO, siglo XI, Victimae Paschali Laudes
Victimae paschali laudes es una secuencia prescrita en el rito romano para la Misa del domingo de Pascua y toda su octava. Su creación se atribuye a Wipo de Burgundia, monje del siglo XI que fue capellán de Conrado II.
Victimae paschali laudes immolent Christiani.
Agnus redemit oves; Christus innocens Patri reconciliavit peccatores.
Mors et vita duello conflixere mirando; dux vitae mortuus Regnat vivus.
Dic nobis, Maria: Quid vidisti in via? Sepulchrum Christi viventis et gloriam vidi resurgentis.
Angelicos testes, sudarium et vestes. Surrexit Christus spes mea; Praecedet suos in Galilaeam.
Scimus Christum surrexisse a mortuis vere. Tu nobis, victor rex, miserere! Amen. Alleluia.
Johann Sebastian Bach (1685-1750), BWV 665, Choralbearbeitung Jesus Christus, unser Heiland

Bach fue un compositor, organista, clavecinista, director de orquesta, violinista, violagambista, maestro de capilla, cantor y profesor alemán del período barroco. Fue el miembro más importante de una de las familias de músicos más destacadas de la historia, con más de 35 compositores famosos. Tuvo una gran fama como organista y clavecinista en toda Europa por su gran técnica y capacidad de improvisar música al teclado. Además del órgano y del clavecín, tocaba el violín y la viola da gamba. Su fecunda obra es considerada la cumbre de la música barroca; destaca en ella su profundidad intelectual, su perfección técnica y su belleza artística, además de la síntesis de los diversos estilos nacionales de su época y del pasado.
Canción tradicional francés, siglo XVI, Je sais Vierge Marie
Je sais vierge Marie, ce que je dois
pour fêter le Messie qu’ici je vois;
c’est mon sauveur, dont Dieu seul est le pére
et vous Vierge la mére dont il a fait le choix.
Je vois en vous, Princesse, tant de bonté
d’amour et de tendresse, de charitè
que librement au-jourd’hui je demande
une grace bien grande avec humilitè.
Vierge sainte et parfaite. Ah! dites nous,
Quel fut le doux prophète qui vint à vous,
Pour annoncer cet aimable mystère
Que vous seriez la mère de cet enfant si doux.
DOMENICO ZIPOLI (1688-1726), Sonate d’Intavolatura per Organo e Cimbalo, Quattro Versi sul Iesu dulcis memoria

Zipoli fue un compositor ítalo-español del Barroco. Está considerado como el compositor europeo más famoso que haya viajado hacia América durante el período colonial, y también el músico más dotado que haya contribuido a las misiones jesuíticas en el continente. Desde 1707 estudió en Florencia bajo el patrocinio de Cosme de Médicis, Gran Duque de Toscana. Durante un breve período estudió en Nápoles con Alessandro Scarlatti, para trasladarse luego a Bolonia, donde trabajó a las órdenes del padre Felipe Lavinio Vannucci. En 1709 completó su formación musical en Roma. Luego permaneció en la ciudad, donde ocupó varios cargos, el más importante de los cuales fue el de organista de la Chiesa del Gesú. Durante los primeros meses de 1716, Zipoli viajó a Sevilla, donde comenzó su noviciado, ingresando el 1 de julio en la Provincia jesuítica del Paraguay. El año siguiente se estableció en Córdoba, Argentina. Allí completó sus estudios en teología y filosofía, como preparación para ser ordenado sacerdote. Debido a que la sede obispal de Córdoba se encontraba vacante, la ceremonia nunca se llegó a realizar. Falleció en 1726 debido a una enfermedad infecciosa, probablemente tuberculosis, aunque no se conoce ninguna prueba al respecto.
Iesu dulcis memoria
dans vera cordi gaudia:
sed super mel et omnia
ejus dulcis praesentia.
Nil canitur suavius,
nil auditur jucundius,
nil cogitatur dulcius,
quam Iesus Dei Filius.
Iesu, spes paenitentibus,
quam pius es petentibus!
quam bonus te quaerentibus!
sed quid invenientibus?
Nec lingua valet dicere,
nec littera exprimere:
expertus potest credere,
quid sit Iesum diligere. Amen.
Gottfried Heinrich Stölzel (1690-1749) und Johann Sebastian Bach (1685-1750), BWV 508, Aria Bist du bei mir

Stölzel desde 1707 fue estudiante de teología en Leipzig. Estudió, trabajó y compuso además en Breslavia y Halle. En 1713 se trasladó durante dieciocho meses a Italia para familiarizarse con las últimas tendencias musicales. Durante dicha estancia, conoció a Antonio Vivaldi en Venecia. Después de trabajar tres años en Praga, se convirtió en maestro de capilla (Kapellmeister) en Bayreuth y Gera. En 1719 contrajo matrimonio y al año siguiente fue designado a Gotha, donde ya había trabajado hasta la muerte de los duques de Sajonia-Gotha-Altenburgo, componiendo una cantata cada semana. Stölzel disfrutó de una gran reputación a lo largo de su vida: Lorenz Christoph Mizler lo catalogó tan grande como a Johann Sebastian Bach.
Bist du bei mir, geh ich mit Freuden
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Bist du bei mir, geh ich mit Freuden
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Ach, wie vergnügt wär so mein Ende
Es drückten deine schönen Hände
Mir die getreuen Augen zu
Bist du bei mir, geh ich mit Freuden
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Ach, wie vergnügt wär so mein Ende
Es drückten deine schönen Hände
Mir die getreuen Augen zu
Bist du bei mir, geh ich mit Freuden
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Zum Sterben und zu meiner Ruh
Alexander Lemus (*1990), O filii et filiae, Choralvorspiel-Rondo

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